jueves, 2 de febrero de 2012

Oscuridad. Suspiros repentinos.


Manos que se cruzan, divertidas, ligeras. Desabotonan, buscan, encuentran. Una caricia, un beso. Y otro beso y una camisa que resbala. Un cinturón que se abre. Una cremallera que baja lentamente. Un salto. En la oscuridad pintada de oscuridad. Feliz de estar allí...Oscuridad hecha de deseo, de ganas, de ligera transgresión. La más hermosa, la más suave, la más deseable. Coches que pasan veloces por la carretera. Faros que iluminan como un rayo y desaparecen. Ráfagas de luz que dibujan bocas abiertas, deseos suspendidos, sufridos, alcanzados, cumplidos, ojos cerrados luego abiertos. Y más y más. Como entre las nubes. Cabellos alborotados y una cama cómoda. Manos que proporcionan placer. Bocas en busca de mordisco y autos que continúan pasando, tan veloces que nadie tiene tiempo a reparar aquel amor que sigue el ritmo de la música al azar, procedente de la radio. Y dos corazones acelerados que no frenan, que están a punto de chocar dulcemente 




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