Manos que se cruzan,
divertidas, ligeras. Desabotonan, buscan, encuentran. Una caricia, un
beso. Y otro beso y una camisa que resbala. Un cinturón que se
abre. Una cremallera que baja lentamente. Un salto. En la oscuridad
pintada de oscuridad. Feliz de estar allí...Oscuridad hecha de
deseo, de ganas, de ligera transgresión. La más
hermosa, la más suave, la más deseable. Coches que
pasan veloces por la carretera. Faros que iluminan como un rayo y
desaparecen. Ráfagas de luz que dibujan bocas abiertas, deseos
suspendidos, sufridos, alcanzados, cumplidos, ojos cerrados luego
abiertos. Y más y más. Como entre las nubes. Cabellos
alborotados y una cama cómoda. Manos que proporcionan placer.
Bocas en busca de mordisco y autos que continúan pasando, tan
veloces que nadie tiene tiempo a reparar aquel amor que sigue el
ritmo de la música al azar, procedente de la radio. Y dos
corazones acelerados que no frenan, que están a punto de
chocar dulcemente
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