sábado, 30 de enero de 2016

Y bailas, aún con la sonrisa llena de fracasos, bailas.

"Un día te rindes sin saber si has luchado o es que has hecho el papel de imbécil. Y sonríes porque al final todo ese dolor sirvió para darte cuenta de quién eres, de hasta donde eres capaz de querer, de saber lo valiente que has sido. Lo sabes porque a pesar de que las heridas aún sangran confías en que en algún momento serán meras cicatrices curadas por el tacto adecuado, por la sonrisa de aquel que sepa verle la belleza a un corazón que es bonito porque estuvo roto. Porque quiso. Y te miras en el reflejo de ese espejo que tantas noches no te dejó observar lo que vales porque las lágrimas tapaban el cristal, y le dices a tus ojeras que se preparen, que la próxima vez será cuestión de ellas demostrar que siempre duerme un poco menos el que más ama, que estén orgullosas de lo que significan: toda una declaración de amor.
Y bailas, aún con la sonrisa llena de fracasos, bailas.
Al menos quiero pensar que podría ser así, aunque todas mis ojeras te las debo a tí. Que no es insomnio, es que te estoy echando de menos con tres partes izquierdas a la vez; la del pecho, la de la cama, y la de la vida. Porque un día te vi marcharte y desde entonces, no me he movido un milímetro del momento en el que estaba, en el que estabas, por si quizás, cualquier noche de frío, te da por regresar y abrazarme como queriendo romper el hielo de ese invierno, como necesitando reconstruirme las ganas de soñar."

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